Señales que nos indican que ha llegado el momento
No existe una edad legal que suponga el final de nuestra vida como conductores, por lo que si los exámenes psicotécnicos lo permiten, podríamos seguir conduciendo indefinidamente. Pero ¿eso es seguro y responsable? Quizá estos síntomas nos pueden ayudar a asumir que ha llegado el momento de dejar la moto aparcada.
Puedes buscar en internet las veces que quieras ‘¿Cuál es la edad legal máxima para conducir en España?’ que siempre vas a encontrar la misma respuesta: ‘Ninguna’. La legislación española no limita la edad máxima para conducir y en muchos casos, a excepción de los exámenes psicotécnicos, la respuesta depende de nosotros mismos. Por lo que cabe plantearse a qué edad hay que dejar de conducir.
Hoy por hoy, al contrario de lo que pasa cuando nos queremos sacar el carnet, que sí hay una edad mínima que nos permite examinarnos, cuando nos hacemos mayores no hay ninguna edad máxima que nos impida hacerlo. Cuando superamos los 65 años la única diferencia es que la renovación del carnet pasa a ser cada 5 años, en vez de cada 10 como desde el principio.
Las pruebas psicotécnicas son exactamente iguales si tenemos 25 años que si tenemos 80. Y al mismo tiempo que envejece nuestra población, también envejece proporcionalmente el cómputo de conductores que se ponen a los mandos de un manillar o un volante. Según el INE, en julio de 2019 el 19,5% de la población española tenía 65 años y más, un porcentaje que subirá al 32% en el año 2050.
Los psicotécnicos, el único límite
Según los últimos datos suministrados por la DGT, actualmente el 15,5% de los permisos de conducir que hay en nuestro país pertenecen a personas con más de 65 años. Y si tenemos en cuenta que hay unos 27 millones de personas con carnet de conducir, eso significa que 4,1 millones pertenecen al conjunto de los más mayores.
Los exámenes psicotécnicos son la única barrera que se puede encontrar un conductor a la hora de no poder renovar su carnet de moto, pero aquí la DGT proporciona otro dato interesante: solo un 1% de los conductores entre 65 y 85 años no pasan el psicotécnico, y este porcentaje sube al 2% en el caso de los mayores de 85. ¿Es problema quizá de las pruebas psicotécnicas que nos realizan? ¿Se debería actualizar? ¿Se debería modificar conforme a la edad?
Además, aunque un centro de reconocimiento de conductores tiene la facultad de indicar si una persona se debe volver a examinar antes de los 5 años correspondientes y marcar una vigencia más corta del carnet, pueden hacerlo si el conductor avisa de sufrir alguna enfermedad que pueda empeorar sus capacidades, por lo que es responsabilidad del conductor comunicarlo o no, pues los centros de reconocimiento no tienen acceso al historial médico de cada conductor.
Aunque atención, porque la DGT también cuenta con un dato importante: la tasa de accidentalidad de las personas mayores es cuatro veces más baja que la de los menores de 25 años, y menos de la mitad en comparación con los conductores de entre 35 y 44 años. Y es que si la edad resta facultades, también suma prudencia, pues los mayores son conscientes de sus limitaciones y son menos agresivos en la carretera.
Entonces ¿A qué edad deberíamos dejar de conducir motos?
Llegados a este punto, parece claro que si los exámenes psicotécnicos no dicen lo contrario, podríamos conducir libremente durante toda nuestra vida. Y aquí es donde entra en juego nuestra propia responsabilidad “¿Estoy capacitado para seguir conduciendo? ¿O debería dejarlo por mi bien y por el de todos los demás?”.
Estamos de acuerdo en que conducir un coche requiere una mínimo de concentración, agilidad y rapidez mental, sin hablar de la agudeza visual y auditiva y visual que comprueban los psicotécnicos, claro. Pero en el caso de las motos, esa concentración, esa agilidad y esa rapidez mental han de ser todavía superiores pues, como todos sabemos, no es igual conducir un coche que conducir una moto.
Entonces, si depende de nosotros mismos ¿cuándo deberíamos dejar de conducir? La respuesta la deberíamos encontrar en cómo es nuestro propio envejecimiento, pues obviamente no todos envejecemos de la misma manera ni al mismo ritmo. Y además de procurar ser honestos con nosotros mismos, tampoco está de más escuchar y prestar atención a las personas de nuestro entorno, y nuestros seres queridos, que pueden ser los primeros en advertirnos de que quizá ha llegado el momento de no coger más la moto. Eso y, cómo no, también las señales que recibamos cuando circulamos por la vía pública.
Es decir, podemos recibir señales por nosotros mismos si vemos que la falta de concentración nos puede jugar malas pasadas, al salirnos del carril, al perdernos por sitios conocidos, si tenemos algún susto con otro vehículo, peatones o ciclistas, si nos estresamos con mayor facilidad, si nos preocupa circular de noche, si no distinguimos bien las señales… Pero también puede ser que los que nos rodean sean quienes nos adviertan de que no estamos en condiciones de conducir, ya sea porque advertimos que nos pitan más de lo normal o porque nuestros pasajeros se alarman por nuestra forma de conducir.
A todo ello habría que sumar los limitantes físicos que dificultarían conducir una moto, donde hace falta que mantengamos cierta agilidad de movimientos. Puede ser que nos veamos con problemas para maniobrar, para circular a baja velocidad, sin fuerza para tumbar la moto de un lado para el otro, para mover la cabeza en busca de visibilidad, o que tengamos dificultad para frenar y cambiar de marcha por falta de movilidad en los dedos.
Todos ellos son factores de riesgo que nos pueden poner en una situación comprometida y peligrosa cuando conducimos una moto, y deben ser la primera señal de alarma que nos anime a pasar página, asumir que ha llegado el momento y, por nuestra seguridad y la de todos los que nos rodean, decidamos dejar la moto en casa y buscar un transporte alternativo.
