Loeb no solo es el rey del WRC, sino que acaba de demostrar que podría ser muchas otras cosas. De hecho, esto de subirse sobre dos ruedas no es nuevo para él. Antes de dominar los tramos de tierra y asfalto, sus primeras carreras fueron en ciclomotores. “Si en lugar de encontrarme con el rally me hubiese topado con un campeonato para motos, igual me habría metido en eso”, confesó el francés. Y no es una afirmación cualquiera, porque viendo su adaptación a la R1, no cuesta imaginarlo compitiendo en otra disciplina.
Aquí donde le ves, se puso a los mandos de una Yamaha R1 GYTR, es decir, lo más de lo más de la firma japonesa. Una bestia diseñada para circuito, con 215 CV y apenas 172 kg de peso, una combinación que sin duda exige manos expertas. Al tratarse de una moto de competición, esta máquina no perdona errores.
Loeb en pista: velocidad, precisión y mucho gas
El escenario elegido fue el circuito de Paul Ricard, donde Loeb, tras unas vueltas de adaptación, empezó a descolgarse y a tocar rodilla como si llevara toda la vida pilotando motos deportivas. Evidentemente, no tardó en destacar las diferencias con el mundo de los coches: “Esto cansa mucho más que ir en coche. La gran diferencia es que, en un coche, cuando derrapas y pasas el límite, sabes que en la siguiente vuelta puedes ajustar. Aquí, si pierdes el control del tren delantero, la siguiente vuelta será mucho más lenta… o puede que no llegue”, bromeó el francés.
Pero más allá del esfuerzo físico, Loeb dejó claro que entiende el lenguaje de la moto. Controlando el gas y la trazada, mostró un estilo fino y preciso, algo que no sorprende a quienes siguen su carrera. La transición de cuatro a dos ruedas no es fácil, pero si alguien puede hacerlo parecer sencillo, es él.
No es su primer romance con las motos
Aunque muchos lo asocian solo a los coches, Loeb lleva tiempo coqueteando con el mundo de las motos. Desde 2023 ha sido embajador de Indian Motorcycles, disfrutando de una flamante FTR R Carbon. Y no solo eso, también ha probado una Moto2 de Louis Rossi en el pasado, dejando claro que su afición por las dos ruedas es más que un simple capricho.
Loeb ha vuelto a demostrar que es un talento nato para cualquier vehículo que se le ponga delante. ¿Lo veremos en alguna competición sobre dos ruedas? Difícil de decir, ahí donde le ves ya cuenta 51 primaveras, pero después de esta exhibición en la Yamaha, no sería una locura imaginarlo dándolo todo en una parrilla de Superbikes.







