No todos los días se ve a un Papa sentado sobre una BMW R 18, con sotana blanca y un rotulador en la mano. Pero León XIV lo hizo, y delante de miles de personas en la plaza de San Pedro. La escena no tiene desperdicio: motoristas barbudos y tatuados (los Jesus Bikers) le entregan la moto, él la contempla, la bendice, la firma y se sube para la foto.
Eso sí, que nadie se imagine al Papa dándose una vuelta por el Vaticano a lomos de la custom bávara. La moto tiene otro destino: será subastada en Múnich el próximo 18 de octubre y lo recaudado servirá para construir una escuela en Madagascar. Un regalo tan llamativo como benéfico.
Una R 18 papal muy especial
La montura en cuestión no es una BMW cualquiera. Se trata de una R 18 Transcontinental pintada de blanco, con el escudo papal en el carenado, el nombre de León XIV en el depósito y hasta una bandera del Vaticano.
Una pieza única que, más allá de lo simbólico, servirá para que muchos niños cambien las minas y talleres donde trabajan por pupitres y pizarras.
Karl Wallner, director de Missio Austria, lo explicó con claridad: la moto ayudará a financiar un colegio en una de las zonas más pobres de Madagascar.
Así que, quien se lleve esta R 18, además de un icono único, tendrá también la satisfacción de haber aportado a una causa más que necesaria.
Los Jesus Bikers, viejos conocidos en Roma
Los protagonistas de esta historia, los Jesus Bikers, no son nuevos en el Vaticano. Ya en 2013 sorprendieron al regalar dos Harley-Davidson y una chaqueta de cuero al Papa Francisco, que también terminaron en subasta para recaudar más de 300.000 euros. Esta vez han cruzado media Europa en su peregrinación para entregar la BMW a León XIV, fieles a su fórmula de mezclar fe, kilómetros y solidaridad.
Y es que, entre barbas, crucifijos y chaquetas de cuero, han conseguido algo que pocos logran: que veamos a un Papa encima de una custom. Una imagen para la historia del motociclismo… y de los memes.







