- "Buenos días. ¿Lo de siempre, Manolo?"
- "Esta noche no he pegado ojo…. Mejor ponme 1800 cc de café".
Yo no sé tú, pero si entrase en una cafetería donde tuvieran esta preciosidad de cafetera, diría eso de los “1800 cc de café”, aunque fuera por hacer la gracia. En BMW ya nos tienen acostumbrados a propuestas poco convencionales, pero esta vez han ido un paso más allá. La firma alemana ha presentado una cafetera de edición limitada inspirada en el motor bóxer de 1.800 cc que monta su gama R 18. Sí, has leído bien: un motor bóxer convertido en cafetera.
El invento se llama Big Coffee Boxer y está disponible desde agosto de 2025 en una tirada exclusiva de tan solo 80 unidades. Una pieza de coleccionista que nace de la colaboración entre BMW Motorrad, ECM (fabricante alemán especializado en cafeteras de alta gama) y la firma de café Dallmayr, que aporta una mezcla propia para acompañar el lanzamiento.
De los cilindros al espresso
La base estética y conceptual de esta máquina está en el imponente bóxer de 1.802 cc de BMW, aunque lo que se esconde en su interior es una cafetera profesional ECM de tipo siebträger. Este sistema permite trabajar con dos circuitos de agua independientes, lo que facilita preparar café y espuma de leche al mismo tiempo.
No falta la legendaria unidad de infusión E61, reinventada con componentes de acero inoxidable, además de una bomba rotativa silenciosa y un contador de disparos con cronómetro para controlar cada extracción. Detalles que harán salivar tanto a los amantes del espresso como a los de las dos ruedas.
Café con sabor a edición limitada
La Big Coffee Boxer no es un capricho barato: cada unidad se venderá por 7.900 euros a través de los distribuidores exclusivos de ECM. El precio no ha asustado a los más cafeteros y coleccionistas, que ya ven en esta cafetera una pieza única para la vitrina o, quién sabe, para presumir en el salón junto a la moto.
Con solo 80 ejemplares disponibles, la Big Coffee Boxer promete convertirse en un objeto de culto tan especial como el motor que le da nombre. Una demostración más de que, cuando se trata de unir café y gasolina, la imaginación no tiene límites y puede ir mucho más allá de las ‘café racer’.
