No es la primera vez que Indian escribe su nombre en la historia de Bonneville, pero esta vez lo ha hecho con un modelo muy particular: una Challenger de la serie King of the Baggers, equipada con carenado y maletas, que demostró que incluso una bagger como ella puede volar en la recta infinita de Utah.
El protagonista de la hazaña fue Tyler O’Hara, dos veces campeón del campeonato estadounidense King of the Baggers, que se puso a los mandos de la moto para llevarla hasta el límite. La cifra final quedó en 194,384 mph (unos 312 km/h), tras promediar dos pasadas oficiales de 309 y 315 km/h.
Una bagger en las salinas
El intento se realizó dentro de la categoría AMA 2000cc APS-AG, reservada a motos bicilíndricas de hasta dos litros. La Challenger fue preparada en colaboración con S&S Cycle y Mission Foods, habituales en el mundo de la velocidad en Bonneville.
Más allá de las cifras, Indian quiso subrayar el valor simbólico del récord. “Bonneville es un lugar sagrado, no solo para Indian sino para todo el automovilismo”, señaló Gary Gray, vicepresidente de la marca. “Esto va de honrar a las leyendas que nos precedieron y de probar hasta dónde podíamos llegar con nuestra bagger”.
El eco de Burt Munro
El récord trae inevitablemente recuerdos del mítico Burt Munro, que en los años sesenta logró varias plusmarcas en el mismo escenario con una Indian Scout de 1920. Aquellas gestas, inmortalizadas en la película The World’s Fastest Indian, alcanzaron los 296 km/h de forma oficial y hasta 331 km/h de manera no registrada.
Hoy, seis décadas después, la imagen de una bagger deslizándose a más de 300 km/h por el desierto blanco demuestra que la obsesión por la velocidad en Bonneville sigue tan viva como siempre. Y, además, confirma que aún se podía ir un poquito más allá.



















