Hasta que Pecco Bagnaia fue campeón en 2023 portando el #1 en su carenado, al número de los campeones le había acompañado una maldición durante más de dos décadas, porque desde 1998 nadie había sido capaz de revalidar el título luciéndolo.

Bagnaia rompió esa maldición, aunque perdió la corona en 2024 después de que le batiese Jorge Martín, un 'Martinator' al que la maldición le ha golpeado con más fuerza que a nadie. Un rosario de lesiones, cuatro operaciones y más de 20 fracturas han acompañado al de San Sebastián de los Reyes en el año en el que se puso el #1 en el carenado de su Aprilia, un dorsal que desafortunadamente sólo pudo lucir en 8 de los 22 Grandes Premios de la temporada.

En Valencia se despidió de él al mismo tiempo que ponía pie a tierra en la vuelta 15 de la carrera de MotoGP. Reapareció en Cheste tras su enésima fractura del año, una rotura fragmentada en su clavícula que le hizo llegar a Valencia entre algodones y con tres objetivos principales: poder despedir el año encima de la moto, cumplir las dos Long Laps que arrastraba por tirar a Bezzecchi en Motegi y estar listo para disputar el importante test de este martes.

Por ese motivo, 'Martinator' ni siquiera completó la carrera para dosificarse de cara al test. Aprilia le marcó cuándo tenía que volver al garaje: «El sábado decía que podía pasar, pero era lo que iba a pasar. Tampoco quería decirlo. Es más, en algún momento me he planteado incluso poder acabar la carrera, antes de que empezase, pero el equipo ha venido y me ha dicho que no había opción y que me avisarían de cuándo parar en el box. Creo que ha sido lo correcto, porque estoy bastante cansado y es lo más inteligente para el martes: estar fresco y poder hacer un buen test, porque hay bastantes cosas que probar. No sirve de nada cansarme sin sacar ninguna conclusión».

Fueron sus últimas vueltas con el #1, un número que apenas ha podido lucir tras ganárselo a pulso en 2024. De hecho, nada más retirarse de la carrera y acabar sus compromisos con la prensa, volvió al garaje de Aprilia para poner su #89: «Más que el dorsal, que obviamente está bien llevarlo, lo que estuvo bien fue ganar el Mundial. Al final, el número tampoco siento que me haya definido. Así que con ganas de poner el #89 otra vez, porque siento que es mi número y que será como un renacer, porque después de lo que he pasado este año ha sido muy, muy complicado. Pero ha estado bien, por mi gente y por toda la gente que me ha apoyado, porque ese #1 también era de ellos, no sólo mío», reconocía a MOTORBIKE MAGAZINE.

 

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«Juntos con Aprilia podremos llegar a ganar»

Sobre su estado físico tras el GP de Valencia, reconocía que estaba «cansado y me noto con mucha falta de fuerza. En la moto no te das cuenta, pero empiezas a compensar con muchas cosas aparte de lo que tiene que funcionar, y ahora noto toda la espalda y el cuello muy cansado. Vine a hacer 10 vueltas y las dos Long Lap, básicamente, y me voy con más de 100 vueltas encima de la moto, mucho más de lo que me hubiese esperado».

En la vuelta previa a volver al box, se despidió de la afición del Circuit Ricardo Tormo: «Desde que estaba en Moto3 siempre me ha encantado acabar la carrera, cerrar el Mundial y poder despedirte, quemar rueda... Se me ha hecho extraño no poder hacerlo. De hecho, me han mandado parar y he hecho una vuelta más para poder despedirme con la afición y con mi club de fans, que también estaba ahí apoyando. Se me hace muy amargo acabar así el Mundial. Siento que para mí no acaba, es una continuación. Quizá para mí acabó hace tiempo y ya empecé una nueva temporada».

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Foto: Jesús Robledo

Respecto a la "pedida" de matrimonio de Bezzecchi a su Aprilia, 'Martinator' mencionaba que el año «ha sido agridulce para Aprilia y para el proyecto. Por su lado, muy dulce, porque todo ha ido perfecto y ha ido rodado, ha podido ir de menos a más durante la temporada. Y por mi lado, agrio, porque ha sido una temporada para aprender y en la que los resultados no han estado. Espero el año que viene poder pedir matrimonio a mi Aprilia».

Y reconoce que el nivel de Aprilia y el doblete de Cheste con Bezzecchi y Fernández es un gran estímulo para 2026: «Está claro que la moto está funcionado. Desde hace seis o siete carreras la moto funciona muy bien, yo no estoy para nada bien físicamente y tener que pilotar sabiendo que no te puedes caer, es un gran freno. Estoy contento de haber rodado y creo que juntos con Aprilia podremos llegar a ganar».

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