Efectivamente, asistimos de nuevo al nacimiento de otro engendro, otra maravilla obra de la desquiciada mente de un fanático con conocimientos de mecánica, tiempo libre, herramientas y medios. Así es Mario Kleff, un arquitecto alemán que decidió darle un pequeño chispazo a su Honda MSX125 Grom para ganar algo más de reprís, ya que la pequeña 125 se quedaba un poco corta por autopista y tuvo algún que otro susto por la Autobahn.

La modificación para este pequeño aumento de potencia era simple. Kleff es alemán, y como buen alemán busca el camino más práctico, por tanto desestimó la opción de abrir el motor, trabajarlo y rectificarlo. En su lugar simplemente decidió quitar el motor original y meter uno más potente. Como donante eligió la humilde Ducati 1199 R Panigale. Kleff lo tenía claro, nadie le iba a mirar por encima del hombro a él y su pequeña Honda MSX 125 Grom por la Autobahn.

Para esta simple modificación mecánica tuvo que hacer una compleja modificación estructural, ya que tuvo que adaptar el chasis y los puntos tensores para soportar el aumento del 2220 % más de potencia.

Honda MSX 125 Grom con motor de Ducati 1199 R

Honda MSX125 Grom 200cv motor Ducati 1199 R 2Esta Honda MSX125 con motor Ducati 1199 R Panigale tuvo que perder su chasis y basculante original. Bueno, y su subchasis también. En verdad toda la parte ciclo, De hecho, Mario Kleff tuvo que diseñar prácticamente una moto nueva entera. De lo que pudo acoplar, además del motor, fueron los carenados/fibras, llantas, asiento, depósito de combustible y llantas de la MSX125.

El chasis de esta obra de la ingeniería es de tipo tubular y utilizando el motor como elemento autoportante, vamos, como en las Ducati Panigale, sin tonterías. Otros ajustes que vinieron de la mano es la reubicación del radiador bajo el asiento, y un rediseño de los puntales de la horquilla para poder albergar las dos pinzas delanteras de anclaje radial Brembo en la llanta de 12 pulgadas.

Honda MSX125 Grom 200cv motor Ducati 1199 R 3Otro detallito, en este caso relacionado con el apartado térmico, es el sistema de escape y sus colectores, totalmente artesanales, con diseño y fabricación propia. Finalmente Kleff cerró el peso máximo de su máquina en tan solo 100 kg, una jugosa cifra para 200 cv de potencia.

Todo esta obra del Escorial claudicó el día de su estreno, tras una pequeña ignición que procedió a ser una fuerte inflamación exterior, sucumbiendo la obra de arte en una pequeña (pero veloz) bola de fuego. El arquitecto declaró que la suerte y el infortunio no le iban a parar y volvería a engendrar la máquina para ajusticiar a los gamberros de la Autobahn.

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