Héctor Garzó es de los pilotos que ha vivido de primera mano la evolución (casi) completa de la categoría de MotoE desde que nació en 2019 de la mano de Energica hasta el día de hoy con Ducati. Entre medias, pasó por el Mundial de Moto2 durante dos temporadas antes de regresar al certamen de motos eléctricas, en el que se ha proclamado Campeón del Mundo este año.
Después de muchos años 'picando piedra' en el motociclismo de velocidad, el piloto valenciano ya tiene un título mundial en su casillero: «Estoy muy contento. Toda la vida intentando conseguir este sueño. Es un título bonito de conseguir, porque la categoría de MotoE digamos que está en evolución, pero realmente es más difícil de lo que parece. Ahora sólo hace falta pensar en más», comentaba a MOTORBIKE MAGAZINE durante los FIM Awards.
Sobre esa evolución que ha vivido MotoE desde los tiempos de Energica a los dos últimos años con Ducati (de 2019 a 2022 Copa del Mundo, y desde 2023 Campeonato del Mundo), Garzó hace balance sobre cómo ha cambiado la categoría: «Es cierto que Energica hizo muy buen trabajo, lo que pasa que la moto estaba todavía lejos de lo que podía llegar a ser una moto de carreras. Ducati ha empezado de entrada con una moto de carreras. Estamos acercándonos mucho incluso tiempos de Moto3, que para ser una moto eléctrica está bastante bien. Yo creo que la moto irá evolucionando conforme vayan pasando los años. El objetivo primordial es quitarle peso y, sobre todo, que la moto empieza a ser más ágil. Ducati está haciendo un buen trabajo con la electrónica y yo creo que dentro de cuatro o cinco años veremos una buena moto eléctrica».
Y para estar aún más cerca de lo que es una "moto de carreras", apunta que «son detalles lo que le va faltando. Cambiar algún material, bajar algo de peso de la celda de la batería… Ir compensando un poquito e ir rascando al límite como se ha hecho de toda la vida en las motos».
«Poder ponerse el #1 es un privilegio que no todos pueden decir»
Sobre la temporada que le ha llevado al título de MotoE, reconoce que el doble abandono en Le Mans fue el punto de inflexión para lo que vino después: cuatro victorias y un total de siete podios en las últimas nueve carreras que le convirtieron en el nuevo campeón: «Le Mans fue el único momento de año en el que yo vi que no me salían las cosas. Salí desde la pole, pero tuve dos errores gordos en las dos carreras y en un campeonato tan corto eso penaliza mucho. De ir segundo a cinco puntos, a sexto y a más de treinta puntos. Ahí solo me centré en acabar carreras y volver al ritmo. A partir de Mugello ya encadené casi nueve podios seguidos, con cuatro victorias, y eso me hizo ponerme de contendiente al título».
Seguirá el próximo año en MotoE junto al IntactGP, pero la pregunta era clara: ¿será el primer campeón del certamen de eléctricas que intenta defender el título con el #1?: «Estoy pensando todavía, pero es muy probable. Tengo ilusión. Ponerse el #1 es un privilegio que no todos pueden decir, aunque sea en MotoE. Todavía no lo sé, estoy decidiendo».
Y sobre las expectativas y rivales para 2025, apuntaba que «nos han quitado un fin de semana, que supongo que será por logística. Tenemos circuitos nuevos en los que hemos estado, como Hungría, por ejemplo. Viene gente fuerte, como Lorenzo Baldassarri, que va a ser mi nuevo compañero de equipo, como ya lo fue en 2020 en Moto2, así que ya nos conocemos de entonces. Yo creo que MotoE cada año va a tirar a más y cada vez va a haber más nivel, la gente va a conocer más la moto y cada vez va a ser más difícil, pero eso es lo que queremos. Espectáculo puro y duro, y cuanto más nivel, mejor».








