Yamaha Supersport Pro Tour en Jerez
Dicen que la primera vez es especial, que nunca se olvida; un sabor, una victoria, un sentimiento... o en mi caso, rodar en circuito con 200 cv entre mis piernas. El pasado 11 de Junio pude asistir al Yamaha Supersport Pro Tour, una oportunidad única de probar la codiciada gama deportiva de la marca de los diapasones al alcance de unos pocos afortunados. Pero lejos de dedicar estas líneas a contar los detalles técnicos de las YZF, prefiero contaros cómo pasé de ‘pisar huevos’ con una R6 a gastar las deslizaderas con una R1 preparada para circuito, todo en mi “primera cita”.
Preparando la cita
Todos los que formamos Motorbike amamos las motos, y quien más quien menos, todos hemos hecho nuestros pinitos en el mundo de la competición, así que a priori, ir a Jerez a probar una YZF-R1 no debía ser algo fuera de lo habitual. Pero en mi caso, aunque el motocross forma parte de mi vida desde los siete años, nunca había tenido oportunidad de rodar en un circuito de velocidad, y mucho menos con una moto de ese calibre.
Dada su experiencia, normalmente es Josechu –nuestro director– quien se encarga de probar las motos más gordas. Pero esta vez se presentaba para mí una oportunidad única, asistir a un evento que se integra con los cursos de conducción de la escuela Cardoso School, así que ¿quién mejor que yo para contar la experiencia? Gracias a este buen argumento –y que el evento coincidía con algunos otros compromisos para el resto del equipo– pude vivir una de las jornadas que con más cariño recordaré el resto de mi vida; mi primera vez.
El pasado número de Motorbike sin duda fue una revista especial donde las haya. Ya preveíamos un aluvión de trabajo cuando el trágico fallecimiento de Luis Salom dio un vuelco a los planes que teníamos. En una semana en la que dimos el 200% para terminar el número apenas tuve tiempo de pensar en lo que se me venía encima, así que casi sin darme cuenta ‘desperté’ en el aeropuerto de Madrid con un mono y un casco en mi maleta preparado para darlo todo sobre las Yamaha. Bueno, o no tan preparado. Llegué a Jerez más tenso que en un baño sin pestillo –y eso que los tres que visité antes de llegar sí que tenían–. A los nervios por probar estas bestias azules se sumaba la tensión por querer estar a la altura en un evento al que asistía como periodista invitado. Camino del circuito se mascaba la tragedia, los cuatro que íbamos en el coche apenas podíamos articular tres palabras seguidas tan sólo de pensar lo que se venía encima.
Pero nada más llegar y ver el gran ambiente motero que inundaba el paddock, y una hilera de inmaculadas R1 y R6 que nos esperaban para salir, hicieron que los nervios empezaran a teñirse de emoción y adrenalina.
Toma de contacto: Primer round con R6
Highlights técnicos
Marca: YamahaModelo: YZF-R6
Año: 2015
Cilindrada: 599cc
Potencia: 123CV
Peso: 189kg
Precio: 13.849 €
La R6 es una moto muy compacta y ligera. Se deja llevar muy bien y en cuanto el motor sube de vueltas, agárrate, tiene potencia más que de sobra para plantar cara a cualquiera que se te ponga por delante. Pero no te voy a mentir, de plantar cara a alguien más bien poco.
Mi primera vez fue un poco chasco, me encontré sólo en pista sin referencias de ningún tipo, nervioso, tenso y con una moto totalmente nueva para mí. Resultado: Unas tres pasadas de frenada y el resto de motos quitándome las pegatinas al pasar. Vamos, que la RAE se está planteando aceptar el término “pisahuevos” gracias a mí.
Pero la cosa no podía quedar así. En el descanso entre tandas pude unirme a las charlas del Cardoso School. Repasamos el trazado, las marchas y algunos últimos consejos que me sirvieron para enfrentarme al siguiente reto, la YZF-R1.
Segundo round: R1
Highlights técnicos
Marca: YamahaModelo: YZF-R1
Año: 2016
Cilindrada: 998cc
Potencia: 200CV
Peso: 199kg
Precio: 20.900 €
Mi prioridad número uno era no caerme, luego hacer un buen trabajo y por último y no menos importante, disfrutar de la experiencia, ¡y vaya si disfruté! El trazado jerezano ya no se me resistía tanto y la cosa empezaba a fluir. Encaraba la recta, abría gas sin miedo y ¡voila!, agárrate fuerte porque la sensación de brutal aceleración con la rueda delantera flotando a ras de suelo te quita hasta el hipo. Superas los 200 por hora sin apenas pestañear y con la certeza de que entrar a la siguiente curva no iba a ser un problema. Te levantas, tiras de frenos y el aire que te empuja te hace consciente de la velocidad que llevas. Pero como si fueras sobre raíles la moto entra y con una suavidad pasmosa empiezas a enlazar curvas.
Gas a fondo por la recta de atrás, apurada salvaje para entrar en Dry Sack, sigo tomando curvas cada vuelta mejor y más rápido, Aspar, Nieto, Peluqui, llegan las rapidísimas Crivillé, Ferrari y… Bandera roja. Se acabó la tanda.
¡No puede ser! Acababa de pasar de una tanda estar agobiadísimo a no querer bajarme de la moto. La R1 había roto todos mis esquemas y sólo podía pensar en volver a subirme a ella, pero todo apuntaba a que probablemente esta sería mi última tanda. No era el único que venía a probar las YZF y yo ya había salido con las dos, y de volver a salir, debía ser de nuevo con la R6. La suerte quiso que una de las motos se averiara y dada la gran afluencia de gente que debía probarlas, se vio afectada toda la agenda del evento.
Toca la tercera tanda y preparado ya para salir me dan la triste noticia: No habían suficientes motos. “Bueno, que me quiten lo bailado” pensé. Y después de ver cómo salían a pista de nuevo con las motos mientras yo me quedaba en el banquillo, se me ocurrió que podía aprovechar para hacerme unas fotos para vestir este artículo. Casualmente había por allí una moto de la escuela que no había salido, así que era una oportunidad perfecta para darle un poquito al “postureo” con el fotógrafo que estaba por el box. Pedí permiso para hacerme las fotos con esa moto, y mientras oía cómo el resto de pilotos por la recta yo me contentaba con hacer unas instantáneas, cuando de repente se acerca uno de los responsables de la escuela y me dice “¡Venga, tira con ésta!”. No me lo pensé dos veces, me bajé la pantalla engrané la primera y a pista. Bueno, más bien engrané segunda, la R1 que había cogido no era una R1 de serie, tenía cambio invertido, escape Akrapovic, menos ayudas electrónicas y un setting de suspensiones más rígido, entre otras cosas. Sorprendentemente no me costó acostumbrarme al cambio invertido y en la segunda vuelta ya estaba rodando al ritmo de la R1 de serie. Rodilla al suelo y como decía un paisano mío –Néstor Jorge– ¡Full chola!
Había conseguido calmar mis ganas de volver a rodar con la R1 y no con una R1 cualquiera, una preparada para circuito. Pero la cosa no quedó ahí, salí con ella de forma tan inesperada que no me había fijado en un pequeño detalle; había salido a rodar nada menos que con la moto del ‘boss’, Jose Luís Cardoso. En definitiva, la guinda del pastel para una jornada que sin duda recordaré con cariño el resto de mi vida.
Vídeo
Reportaje en #MBK19
Este reportaje lo puedes disfrutar también en el nº19 de la revista digital Motorbike Magazine: