Viñales y Rossi se marcan el 'top 10' como el objetivo para la carrera
La crisis de Yamaha sigue su curso y en circuitos como MotorLand Aragón se agrava aún más, hasta el punto de fijar acabar entre los diez primeros como un objetivo para la carrera. Viñales saldrá 11º y Rossi, que vuelve a pedir a Japón que reaccionen, lo hará 18º, su peor resultado de parrilla en MotoGP.
22 carreras sin ganar y camino de la 23ª. Salvo milagro, MotorLand Aragón establecerá mañana la peor racha de toda la historia de Yamaha en la categoría reina. Más allá va Valentino Rossi, que vería como un milagro que consiguieran una victoria antes de acabar el año. La situación ya de por sí es bastante complicada, pero se agrava más dependiendo del circuito y de las condiciones que se den ese fin de semana. En MotorLand Aragón está siendo una auténtica debacle.
Por segunda vez en lo que va de temporada las dos Yamaha oficiales se veían obligadas a pasar por la Q1, algo que ya sucedió en Austria. Allí, hasta el máximo responsable técnico de la marca se vio obligado a pedir perdón a sus pilotos en una comparecencia de prensa totalmente improvisada. Esta vez no se ha llegado a tal extremo, pero el hecho de que los problemas no hayan disminuido -y que incluso sean más graves- empieza a colmar la paciencia de los dos pilotos oficiales.
Los problemas son básicamente de agarre, con el carácter del motor y la electrónica como los dos focos principales sobre los que gira esta espiral. La reacción de Yamaha ha sido bastante lenta, con una demora de más de un año desde que Rossi y Viñales empezaron a mencionar los problemas de electrónica, mientras Honda y Ducati se encontraban un gran paso por delante en este aspecto.
La reacción tardía, incorporando al técnico Michele Gadda y formando una estructura con cuatro ingenieros más para trabajar en la electrónica, no tendrá resultados inmediatos. Sobre todo si se tiene en cuenta que los problemas de agarre van ligados al carácter del motor y este es un componente que no se puede tocar por reglamento durante la temporada. Por tanto, les toca poner el punto de mira pensando en 2019.
Rossi cree que la solución pasa por el trabajo en la fábrica de Iwata y no por el equipo en los Grandes Premios. Es en Japón donde tienen que ponerse las pilas para revertir la situación: «Todo lo que sucede sobre las carreras creo que funciona bastante bien, ya que pienso que tanto Galbusera como Forcada y todos los mecánicos tienen una gran experiencia. Son todos buenos y desde mi punto de vista el equipo funciona bien. El problema es sobre lo que tienes que trabajar y necesitamos algo de ayuda de Japón, pero este discurso ya lo hemos dado durante este año al menos 10 veces. Hoy sólo cambia que esta pista es más difícil y por eso mañana será más duro», decía este sábado Rossi en MotorLand Aragón después de que acabar octavo en la Q1, lo que le relega a una discretísima 18ª posición de parrilla, su peor resultado de siempre en la categoría reina.
«Trataremos de hacer una carrera para estar en los puntos, pero sinceramente no creo que estemos para acabar entre los diez primeros». Era el demoledor mensaje de Valentino Rossi sobre las aspiraciones para mañana. «Hay que intentar hacer la carrera de la forma más rápida posible para que termine antes. A lo mejor así nos ahorramos entre 20 o 30 segundos», bromeaba después. Las perspectivas para esta carrera son muy poco halagüeñas.
Viñales y su FP4, un mínimo halo de esperanza
El buen rendimiento de Maverick Viñales en el FP4 ha sido lo único positivo para Yamaha en esta jornada, pero no era para lanzar cohetes. Viñales también expone que el objetivo será pelear por estar entre los diez primeros: «Lo del FP4 era un ritmo muy normal, para estar séptimo u octavo, o como máximo sexto. No era ritmo para optar a ganar la carrera. El año pasado tenía mucho mejor ritmo, más constante en todo el fin de semana, salía en primera línea... No tengo ni idea de dónde acabaré mañana. Como siempre, intentaré dar lo mejor que tengo».
Como en Misano, al piloto de Rosas se le repite la misma historia: fue rápido en los test privados hechos en ambos circuitos, pero al llegar al Gran Premio la cosa cambia radicalmente. ¿Qué explicación tiene esto? El gerundense no la encuentra: «No lo sé, deberías preguntar a Yamaha. Yo, como siempre digo, intento dar lo mejor de mí en un test y en cada vuelta. Al final, es mi trabajo y para lo que intento estar aquí, para luchar y que la moto llegue arriba del todo. Intentaremos hacerlo mañana lo mejor posible, tratar de estar entre los diez primeros y encontrar sensaciones positivas».
Yamaha sigue tocando fondo y resulta sorprendente que se planteen el 'top 10' como objetivo en una carrera, pero así será para mañana. Maverick Viñales y Valentino Rossi aspiran a poco más, mientras que por delante la lucha entre las dos Ducati oficiales y Marc Márquez sigue siendo la salsa de las carreras. En Yamaha tendrán que esperar a superar esta crisis; según Jorge Lorenzo lo harán «más pronto que tarde», pero los propios pilotos de los tres diapasones son los que más oscura ven la situación. El contador de carreras en blanco sigue sumando dígitos y no parece que vaya a parar de hacerlo durante este 2018.