Así opera uno de los principales proveedores de frenos del mundo
Recién adquirida por Brembo, J.Juan continúa su actividad en sus diferentes instalaciones, manteniendo su marca y su camino propio a la vez que se integra con la que probablemente sea la fábrica de referencia en el mundo en cuanto a sistemas de freno de moto se refiere. Visitamos sus instalaciones en Barcelona para comprobar cómo una pequeña empresa española ha llegado a convertirse en una pieza clave para grandes marcas de motos.
J.Juan suena coloquial, cercano. Probablemente si nombro esta marca a un familiar, como mucho pensarían que si se trata de motos pudiera ser un taller o pequeña empresa, pero pese a lo coloquial de un nombre que en parte comparto con ellos, J.Juan se ha convertido a lo largo de estos años en una referencia mundial en muchos aspectos.
Marcas como BMW, KTM, Triumph, Ducati o Piaggio –y 80 más– incorporan en muchos de sus modelos sistemas de frenado fabricados aquí, en España. La fórmula del éxito no es para nada sencilla. Hacen falta que innumerables pequeñas piezas encajen a la perfección en un complejo engranaje que les permite, por ejemplo, producir la friolera de 7 millones de metros de tubo hidráulico que salen de sus fábricas cada año, unos 20 mil tubos terminados cada día, a la vez que suman éxitos con desarrollos propios de altas prestaciones en diferentes competiciones mundiales.
Para comprobar de primera mano cómo funciona este complejo mecanismo y conocer cuál será el futuro de la marca al integrarse con Brembo, nos invitaron a hacer un recorrido por sus instalaciones de Barcelona, en el que os adelanto que pudimos entrar “hasta la cocina”.

Secciones según las diferentes pruebas de control.
¿De dónde vienen? Breve historia y evolución de la marca
Hay que retroceder hasta 1947 para conocer el origen de todo, cuando José Juan comenzó a fabricar cables, de ahí el nombre de la futura empresa. No fue hasta 1965 cuando oficialmente se creó la marca J.Juan y se registró como Sociedad Anónima. Desde entonces, la empresa fue escalando a nivel nacional e internacional, pasando de ser conocida en nuestro país a una de las marcas referentes para la frenada en todo el mundo.
Fue en 1980 cuando empezaron sus exportaciones por todo el mundo tras empezar a codearse entre los mejores fabricantes. Tras un par de décadas creciendo, la empresa comenzó el siglo XXI con la inauguración de su sede en Gavá, Barcelona. Lugar que sigue siendo su centro neurálgico junto a sucursales en China, India y Estados Unidos.
La primera sede en sumarse a la de Barcelona fue la de China en 2006, mientras que la de Estados Unidos y la India se inauguraron en 2012. Además, amplió su fábrica en territorio catalán con dos sedes más específicas, concretamente un anexo en Gavá para la fabricación de tubos y cables de control y otra en Sant Cugat del Vallés para el ensamblaje y fabricación de sistemas de freno. Además, también se creó el departamento Racing en 2015, formando parte, entre otros, del Kawasaki Racing Team que logró seis títulos consecutivos de Superbike de la mano de Jonathan Rea. Sin olvidar que en 2011 nació la firma Braktec, filial de J.Juan y marca conocida por ser referencia en el mundo del off-road.
Su crecimiento económico y prestigio internacional aumentó de manera exponencial, y fue en 2021 cuando Brembo entró en escena. El gigante grupo italiano, una de las compañías más globales del mundo en lo que ha frenos de moto respecta, compró la empresa española por unos 70 millones de euros. La dirección de J.Juan cambió, incorporando a nuevos elementos en la cúpula y, a pesar de seguir manteniendo una relación cordial, sin la familia Juan al cargo de la empresa.
La fábrica de J.Juan, desde dentro: utillaje específico y exigentes pruebas
La especialidad de J.Juan es el latiguillo metálico trenzado, pero producen prácticamente cualquier producto relacionado con los sistemas de freno, excepto pastillas –aunque se pactan con el cliente y las instalan para entregar sistemas terminados–. Y es que la empresa española trabaja bajo pedido, mayoritariamente OEM, lo que significa que proveen a fabricantes de motos de producto para sus modelos de serie.
No se es consciente del trabajo que se realiza dentro de las instalaciones hasta que estás allí. A día de hoy, J.Juan cuenta con un total de 673 empleados (453 en España y 220 en China) y resulta asombroso ver una fábrica en marcha que equipa a 1.400.000 motos al año y trabaja durante las 24 horas del día (dividido en tres turnos). La cantidad de material que se fabrica es desorbitante, además de la calidad de su maquinaria para hacerlo gracias a los empleados, quienes realizan un trabajo muy específico para que toda la marca salga adelante cada día.
Es sorprendente darse cuenta del nivel de mimo que se aplica en el proceso para atender a semejantes cifras, mas aún teniendo en cuenta que el 80% de la maquinaria está fabricada por ellos mismos. Es curioso ver cómo sus moldes o estructuras para crear latiguillos específicos para diferentes marcas se dividan por colores, y cuando ves las diferentes estanterías con piezas impresas en 3D para fabricar productos para Triumph, al lado de los de BMW, KTM o Ducati, te empiezas a dar cuenta de la penetración que tiene la fábrica en el mercado.
Por supuesto, otra clave del éxito es un exhaustivo control de calidad, que no sólo realizan en cada línea de trabajo para comprobar que cada pieza cumple sus estándares, sino que también disponen de un "laboratorio de pruebas" en el que llevan las piezas a los límites del desgaste. Mediante diferentes técnicas, exponen sus productos a exigentes pruebas de presión, desgaste, vibraciones, calor, frio, humedad, salinidad o luz ultravioleta. Un nivel de estrés acelerado y exagerado para asegurarse de que sus productos cumplan eficazmente las expectativas durante su vida útil una vez instaladas en el vehículo. Una parte fundamental en la fabricación, donde J.Juan se autoexige mucho para que sus productos marquen la diferencia.
- Utillaje diferenciado por colores
- Latiguillos sometidos a pruebas de presión
Otro de los aspectos que llamó mucho mi atención fue la trazabilidad de sus productos. El nivel de exigencia en la fabricación no solo atiende al producto hasta que se entrega, también son capaces de llevar un seguimiento a posteriori. Cada una de sus piezas son identificadas con un código QR, ya sea con una etiqueta o grabado en láser. Una identificación única que se va chequeando en cada estadio de su fabricación y con la que almacenan en sus sistemas diferentes informaciones de ese producto concreto. En un futuro, si recibieran una queja por ejemplo de una maneta defectuosa, a través de ese código puede saberse el modelo concreto, fecha, métricas de los diferentes controles que pasó e incluso los empleados encargados de su fabricación. Una forma muy eficaz de poder ayudar a los usuarios, de detectar un mínimo fallo que se haya podido escapar durante las revisiones y por supuesto de seguir mejorando sus productos con la información recabada a posteriori.
Cabe destacar la labor de su equipo de pruebas. Está claro que estos productos hay que probarlos en condiciones reales, y para ello cuentan con experimentados pilotos como Javi del Amor, dos veces Campeón de España. Por sus manos pasan modelos que aún ni sabemos que van a salir al mercado, para desarrollar el equipo de frenos de motos que veremos en 2024 o 25, pero claramente esa "habitación secreta" donde probablemente tuvieran algún prototipo no hemos podido visitarla.
El área que sí pudimos ver de cerca –aunque no fotografiar– fue la de competición. J.Juan Racing destaca por su artesanía, ya que sus piezas se fabrican a mano para, entre otros, el Kawasaki Racing Team de Superbike. Uno de los productos más exitosos e innovadores del departamento de competición es el Thumbrake –el freno trasero accionado con el pulgar izquierdo– que cada vez tiene mayor presencia en las parrillas. Lo cierto es que J.Juan quiere darle cada vez más importancia a la competición y sus resultados son excelentes: disponen del tubo líder en SBK y ahora en Moto2 y Moto3.

Códigos QR impresos en manetas para su posterior seguimiento.
El futuro de J.Juan... ¿Absorción o convivencia con Brembo?
Sin duda la noticia más sonada relacionada con J.Juan ha sido la compra de la totalidad de la empresa por parte de Brembo, y en cierta manera, el motivo de esta visita también nos ha servido para aclarar algunas dudas del futuro de la empresa. Tras la compra de Brembo, J.Juan mantiene un crecimiento anual de ventas del 10 al 15%, aunque cabe mencionar que antes de la llegada de la marca italiana las cifras no eran negativas, todo lo contrario. Pero la buena noticia es que, a futuro, J.Juan convivirá con Brembo y que ambas marcas se retroalimenten. Es evidente que el principal interés de los italianos está en el latiguillo metálico, donde J.Juan es un referente mundial y con el que podrán ofrecer a sus clientes paquetes totalmente cerrados, pero J.Juan también se beneficiará de la escala global y penetración en el mercado de Brembo. La marca con sede en Gavá mantendrá tanto la propia J.Juan como Braktec. Su intención es potenciarlas y hacerlas más Premium, además de implementar nuevos sistemas aftermarket con productos específicos.
La clave será, y es en lo que trabajarán a corto y medio plazo, encontrar el sitio correcto para cada marca. ByBre, Brembo, Bracktec y J.Juan ocuparán un sitio estratégico en los diferentes segmentos de productos o mercados específicos. De esa manera, podremos seguir viendo unas pinzas ByBre en una KTM 390, unas J.Juan en una KTM 890 y unas Brembo en una 1290 Super Duke R, por poner un ejemplo.
Como en cualquier empresa, su principal objetivo es mejorar sus cifras anuales, y J.Juan cuenta con su experiencia, conocimiento y un personal joven y apasionado para crear los mejores sistemas de frenos para motos. Además, la marca española asegura que traerá para los próximos años «productos muy sorprendentes que tendrán un impacto positivo en el mercado». El tiempo dirá cuáles son esas novedades, así que les seguiremos de cerca.