«No tuve una infancia normal, pero si me fijo en dónde he llegado, la doy por buena»
Tras convertirse en Campeón del Mundo de MotoGP 2021 y ser el primer piloto francés que gana el título en la categoría reina, Fabio Quartararo ha ofrecido una amplia rueda de prensa en la que ha hecho balance sobre muchos temas: sus emociones tras ganar el Mundial, la progresión respecto a 2020 tanto técnica como mental, las claves y los mejores momentos del título, los momentos más duros de su carrera y su punto de inflexión... y mucho más.
Las emociones a flor de piel: «He llorado un montón, he gritado y me siento maravillosamente. Cuando he cruzado la línea de meta me han venido los recuerdos malos que he pasado. Proclamarme Campeón del Mundo de MotoGP es algo que no podía esperar cuando hace tan sólo unos años estaba sufriendo mucho».
Obligado a remontar, aunque lo había hecho, del 15º al 5º antes de la caída de Bagnaia: «Nunca había clasificado tan atrás (15º) y era la carrera más importante de mi vida. La elección de neumáticos fue buena, pero quizá el duro hubiese sido mejor para nosotros. Pero estoy contento con cómo ha ido la carrera y lo habría estado aunque no hubiese ganado el campeonato. El título ha sido algo extra».
La experiencia del año pasado, con un final de temporada para olvidar con tres caídas, ha sido clave este curso: «Antes de empezar la carrera estaba con Tom (su asistente) y me sentía nervioso. Pero me decía que pensase en las tres últimas carreras del año pasado, que fueron desastrosas. Todo lo que sucedió el año pasado me ha ayudado muchísimo para proclamarme campeón este año».
La mejora de la Yamaha con el tren delantero y sus sensaciones en frenada, fundamental para el paso adelante que ha dado este año: «El año pasado luchamos para tener la moto de fábrica, pero por culpa de la pandemia la moto del año pasado era peor que la de 2019. Este año me he sentido mejor con el tren delantero y es lo que ha hecho que pueda ganar esta temporada. Sabemos que debemos mejorar en cuanto a potencia, pero las sensaciones que tenía en la frenada a la hora de realizar los adelantamientos han sido mucho este año. Es cierto que nos queda todavía que mejorar y que nos falta potencia, pero me sentía unido a la moto y disfruto mucho pilotando».
La principal clave del año, ser regular: «Pienso que ha sido la constancia. Hemos finalizado todas las carreras, puntuando en todas, incluso en Jerez con el problema en el brazo. Ha sido igual que en 2019, pero siendo más rápido».
El momento más importante de la temporada: «Creo que el momento más importante fue Mugello, porque Bagnaia era muy rápido y gané la batalla con Zarco. Fue un momento clave porque cogí mucha confianza».
Salto adelante respecto a 2020 a la hora de gestionar sus emociones que también ha sido clave para llevarse el título: «Pienso que ha sido de un modo natural. Nunca he llegado a enfadarme por nada. El año pasado en Valencia sí que estaba muy irritado porque tenía muchos problemas en todas partes. Me he dado cuenta que esa actitud no vale de nada. Cuando estás enfadado es cuando peor puede expresar tus problemas y lo que le pasa a la moto. Por ejemplo, este año en Assen Viñales era medio segundo más rápido que yo en entrenamientos, pero mantuve la calma y pude ganar la carrera. Cuando ves que mantener la calma te aporta resultados, lo haces, y creo que controlar estas sensaciones me ha hecho crecer mucho».
Primer campeón con Yamaha desde 2015, cuando lo logró Lorenzo. El mallorquín ha estado en Misano y ha felicitado a Fabio: «Jorge me ha dado la enhorabuena y me ha dicho que ya no era él el último campeón con Yamaha. No quiero parecerme a nadie, quiero ser distinto, pero sí que es verdad que tengo un estilo más parecido al de Jorge, aunque un poco más agresivo. Cuando Jorge ganó sus títulos era muy fino y su Yamaha era así. Es como la de 2019, por eso mi estilo se parecía más al suyo, pero este año la moto ha cambiado y mi estilo también. En estos dos años se ha convertido en una moto más agresiva y creo que ya no hay tantas similitudes. Lorenzo y Rossi son dos grandes leyendas y es fantástico poder unirme a su club de campeones con Yamaha».
«Tuve que renunciar a muchas cosas, sobre todo con mis padres»
Una infancia alejado de su familia. De pequeño puso rumbo a España, donde se formó como piloto: «He tenido que renunciar a muchas cosas, sobre todo a estar con mis padres. Cuando yo era pequeño, mi padre trabajaba de lunes a viernes y el fin de semana íbamos a entrenar. Mi madre se quedaba sola en casa y cuando volvía entrenaba con mi hermano porque yo estaba un poco gordo y en un momento vi que tenía que dejar de comer hamburguesas del McDonalds (Ríe). Cuando tenía 13 años me trasladé a España sin mi familia. No tuve una infancia normal y ha resultado más difícil. En realidad, cuando eres más pequeño te hace gracia no estar con tu familia porque te sientes mayor, pero ahora resulta duro. No he tenido una infancia normal, pero si me fijo en dónde he llegado, la doy por buena. He trabajado muy duro, he madurado muy rápido. La verdad que no fue fácil».
Los momentos más difíciles de su carrera. Las dudas de 2016 (Leopard en Moto3) y 2017 (Pons Racing en Moto2), y el punto de inflexión que le hizo despertar en 2018: «Los momentos más difíciles para mí fueron en 2016 y 2017, y en 2018 hubo un momento que me ayudó a despertar: fue en Argentina, cuando me clasifiqué el 28º. Estaba al lado del coche de seguridad. Ese momento fue un punto de inflexión, fue cuando dije “Despierta”. Mi estilo de pilotaje no funcionaba en Moto2, hablé con mi equipo (Speed Up), les dije que iba a cambiar y que necesitaría tiempo. A partir de ese momento finalizamos todas las carreras entre los diez primeros y dimos un paso adelante. Gané en Barcelona, subí al podio en Assen y eso me permitió saltar a MotoGP. Fue el momento más bajo, pero me permitió saltar después... y hasta ahora».
Tras los dos títulos del FIM CEV (2013 y 2014), estaba llamado a hacer grandes casos, pero su trayectoria dentro del Mundial ha sido muy diferente a lo esperado. No obstante, ha logrado lo máximo a lo que un piloto aspira: «El primer paso era ganar el Mundial de Moto3, pero ni siquiera conseguí una victoria. Pasé a Moto2 con la intención de recuperar la confianza, pero no lo logré el primer año. El segundo sí y ganamos dos carreras, pero no me esperaba subir entonces a MotoGP. Por eso no tuve ni opción de pelear por un título, así que mi única posibilidad de ser campeón era en MotoGP, cosa que hemos conseguido. Es algo que nunca me esperaba cuando hice mi primer test en Valencia 2018, porque allí dije: “¡Qué demonios hago yo montado en esta moto!”, ya que me pareció imposible de pilotar. Me pareció tanta potencia... pero ahora estoy pidiendo más. Iba dando pasos adelante; lento, pero seguro. En los primeros test de Valencia, Jerez y Sepang estaba cada vez más cerca, y ya en Qatar dimos un gran paso adelante. A partir de ese momento ya fui consciente de que iba bien. En mi tercer año en la categoría ya me he proclamado campeón y creo que aún no soy consciente».
La importancia de su familia, que ha podido festejar el título con él: «Normalmente no me gusta tener demasiados invitados conmigo durante el fin de semana, pero hoy sí que quería que estuviesen aquí. Ha sido increíble sentir su apoyo. Hoy ha sido la primera vez que no he podido comer porque estaba muy nervioso, y cuando tienes la adrenalina por las nubes, de repente te da el bajón. Tener aquí a mi familia es lo mejor».