Entrevista a Pol Espargaró, piloto del Red Bull KTM Factory de MotoGP
Quizá la 11ª plaza en la clasificación general de MotoGP 2019 no refleje la realidad sobre lo que ha sido esta excelente temporada para Pol Espargaró. A sus 28 años, el piloto de Granollers se encuentra en plena época de madurez deportiva y no duda en afirmar que está en su mejor momento. Su tercera temporada como piloto de KTM ha sido, sin duda, la mejor tanto para la marca como para él, que se ha erigido como el gran abanderado de la firma austriaca en MotoGP. Todo ello, en un año en el que Zarco llegó a la marca como un fichaje anunciado a bombo y platillo. El francés acabó fracasando en esta aventura al chocarse con la realidad que es pilotar a día de hoy una RC16, una moto aún muy crítica a la que Espargaró ha sabido sacarle el máximo partido con actuaciones cada vez más destacadas.
Después de poner fin a ese tercer año del proyecto naranja en la categoría reina, nos sentamos con Pol para repasar el camino recorrido, analizar lo que queda por avanzar y hablar sobre la evolución de KTM, que también ha contado con un importante punto de inflexión con la llegada de Dani Pedrosa como probador.
Pregunta: Termina tu tercera temporada con KTM. Desde la primera vez que te subiste a la moto en Valencia al final de este tercer año, ¿cómo han cambiado las cosas en este tiempo?
Respuesta: «Pues ha cambiado todo un montón. Desde los trabajadores aquí y los trabajadores en la fábrica, pasando por el tipo de moto, de motor y de chasis; y también de la filosofía que teníamos entonces de ir a puntuar o ir a acabar una carrera, a lo competitivos que somos ahora. En cuanto a pilotaje, la moto es completamente otra. Me acuerdo de la primera KTM a la que me subí en Valencia; tenía muchísimas ganas, porque salí un poco quemado del último proyecto y pasé de notar que no me tenían en cuenta para nada, a tener un exceso de información o una información brutal. Pero, al mismo tiempo, la moto era desastrosa. Vibraba por todas partes, el motor no funcionaba y la electrónica era un completo desastre. Fue un paso para atrás, pero me acuerdo que fue un paso para atrás con el que me divertí muchísimo, sobre todo el primer año a pesar de los malos resultados. Si llego a imaginar que estamos en la situación que estamos ahora, lo hubiera hecho una y mil veces más».
¿Sería posible definir con un porcentaje el camino que se ha recorrido y lo que falta por avanzar?
«¡Buf, es muy difícil! Es complicado, porque cada año mejoramos mucho, pero también los demás mejoran. Entonces, hay puntos en los que realmente no sabes si tú has mejorado mucho, o si lo han hecho los demás y tú has empeorado. Sin duda, ahora estamos en un buen momento que tenemos que aprovechar. Pero creo, deseo y espero que estemos a mitad de camino. Estamos ahora rozando las 10 primeras posiciones en cada carrera, 11º en el campeonato a 15 puntos de Morbidelli, y delante de alguna moto oficial como Mir, que ha hecho buenos resultados. Estamos bien, pero estamos justo a mitad de camino y ahora es cuando empieza lo más complicado, las últimas décimas, que es con lo que vamos a sudar sangre. Ahora es cuando empiezan las pequeñas equivocaciones de que algo funciona en un sitio, luego lo pruebas y lo montas y te das cuenta de que no funciona en todas partes. Te tienes que romper un poco el coco. Son cosas que por ejemplo le están pasando a Yamaha. Esas cosas pasan, pero estar en ese punto es importante».
Este 2019 se presentaba como un año muy importante para el proyecto con la llegada de un piloto como Johann Zarco, cuyo paso por KTM ha sido un fracaso, mientras que tú has estado muy por encima. A nivel personal, ¿qué sensación te produce haber seguido siendo el gran abanderado de KTM y con tanta diferencia?
«A mí la llegada de Zarco me gustó muchísimo. Llevaba dos años pilotando la KTM y fuimos fantasmas durante esos dos años. No nos veía nadie y nadie hablaba de nosotros. Llega un punto en el que tanto la marca como yo mismo nos cuestionábamos qué era lo que pasaba; si la moto no evolucionaba tan rápido como ellos querían o como yo quería, o era yo que no estaba rindiendo al máximo. Así que la única y la mejor opción era fichar a un piloto puntero, que en ese momento era Johann, y eso nos pondría a prueba a todos: tanto a mí personalmente, como al equipo, a los ingenieros… Era una prueba de fuego, pero sobre todo, para mí personalmente. Llevaba dos años en la sombra, no sabía si mis resultados estaban siendo buenos y si seguía siendo competitivo. Eso me iba a catapultar para arriba o para abajo. Eso me hacía prescindible o imprescindible en KTM. Me lo jugaba todo, sobre todo a principio de temporada, cuando Johann en algún test en Malasia lo hizo muy bien y yo ahí tenía que demostrar que seguía valiendo, que seguía yendo rápido. Hice una pretemporada muy dura, trabajé muchísimo y llegué muy fuerte. El principio de temporada fue bueno, pero luego fuimos para arriba. Cuanto mejor iba la moto, más diferencia hacía con Zarco y más frustrado estaba él, porque yo estaba más arriba y él más abajo. Eso a mí me daba alas».
Recientemente, un compañero de la prensa expresó una opinión que yo comparto: teniendo en cuenta las armas de cada uno y las circunstancias, para él los mejores de la temporada habían sido Márquez, Quartararo y Pol Espargaró. Centrándonos en ti, ¿crees que estás en el nivel más alto de toda tu trayectoria?
«Muchas gracias. Sin duda, de mi carrera deportiva sí, porque creo que estoy en el proyecto más complicado que he estado en mi vida. Nunca en vida he estado en un proyecto en el que yo llevo un peso y una responsabilidad tan grande. Nunca he estado en la situación de luchar contra un piloto tan bueno como Johann. Este año me he puesto a prueba a mí mismo y he podido demostrar que sigo valiendo, que sigo estando en el mercado, que sigo siendo competitivo. Sólo que penséis eso me hace entender que hemos hecho un buen trabajo y me gusta. Por eso sigo trabajando, al igual que todo el equipo, porque esto es un trabajo en equipo. No habría hecho esto si la moto no hubiese mejorado como lo ha hecho. Evidentemente, estoy en un muy buen momento este año, pero los dos años anteriores no estaba tan mal como para estar el último de la parrilla».
¿Estás recibiendo también ese feedback de felicitaciones y de reconocimiento por parte de KTM? Porque por su filosofía y su forma de ser, sabemos que los austriacos son más rígidos...
«Es una felicitación distinta. No es a lo que los latinos estamos acostumbrados, que vengan a darte un abrazo y te digan “Tío, qué bien, estamos en un nivel muy alto y muchas gracias, porque nos estás ayudando muchísimo”. Te lo dicen, pero no de esta manera. Ellos te dan a entender que eres imprescindible para ellos, que estamos haciendo un buen trabajo juntos, pero siempre pensando que se puede mejorar. Si no sabes aguantar la presión o si te afecta que te digan las cosas que no te gustan, te puedes derrumbar, porque también nos gusta sentirnos importantes y que nos feliciten cuando las cosas van bien. Pero por otro lado, también te hace siempre estar en tu mejor nivel, en querer siempre mucho más y querer exigirte al máximo. También esa manera de pensar es la que ha llevado a esta moto en tres años a lo que es en este momento y siendo lo competitivo que soy ahora mismo. Esa manera de expresar sus sentimientos me ha ayudado muchísimo a mejorar».
Durante esta evolución con la KTM también has tenido que enfrentarte a la cara más dura que puede pasar un piloto de motociclismo, como son las caídas y las lesiones. Has tenido varias y algunas de ellas muy, muy duras como la de Brno en 2018. ¿Cómo afecta y cómo se puede sobreponer uno a todo esto?
«En estos tres años hemos vivido de todo. Desde momentos súper bonitos como el podio en Valencia del año pasado y toda la temporada de este año, como también de estar muy cerca de quedarme en una silla de ruedas. Es duro decirlo, pero en ese momento cuando me caí en la República Checa, tuve esa sensación de que ves tu carrera deportiva pasando por delante. No sólo eso, sino también los meses de después. La caída fue dura, dolorosa, pero es más doloroso estar en casa, que te digan lo que te ha pasado, tener que recuperarte de una lesión así y tener que volver a subirte otra vez a una moto exigente que hay que llevar muy al límite para ir rápido. No es lo mismo que si te subes a otra moto más fácil que te permite cometer errores. Esta moto te hace llevarla de una manera, que es muy al límite, jugándotela mucho. Eso conlleva muchas caídas, pero forma parte del pack. Esa valoración de todo el año, de cómo han ido las cosas y esa valoración que tú me has dicho antes como piloto, creo que también va relacionada. De cómo un piloto atraviesa estas etapas de dolor, de caídas, de roturas y de lesiones. Seguiremos trabajando y cuando me rompa, intentaré volver lo antes posible como hemos hecho este año».
Este año ha habido también un punto de inflexión en KTM que ha sido la llegada de Dani Pedrosa. ¿Cómo era tu relación con él antes de que llegase, cómo ha cambiado este aspecto y qué te aporta tener a un piloto como él formando parte de este proyecto?
«Antes de que Dani fuese piloto de pruebas de KTM, yo prácticamente no tenía relación con él. Tenía relación de saludarnos, de decirnos “Hola y adiós”, sobre todo en las Comisiones de Seguridad, pero veía a Dani como una persona muy seria, que se expresaba poco y que, evidentemente, tampoco te iba a contar muchos secretos de los que tiene para ir rápido ni te iba a decir sus sensaciones durante un fin de semana de carreras, ni mucho menos, como es evidente. Aquí se ha abierto muchísimo. Creo que también forma parte de su rol en el equipo; abrirse a los pilotos, abrirse a lo que él conoce, a su experiencia personal y su relación de tantos años con Honda. Y abrirse también tanto con los ingenieros y el equipo. A eso me refería cuando vino, a que se abría muchísimo y que comentaba a los ingenieros las sensaciones que él tenía con la moto en comparación a la Honda, y eso nos ayudó muchísimo en entender muchas cosas».
Y luego cómo se ha abierto conmigo. Hemos tenido muchísimas conversaciones no sólo de motos, también de pilotos, de estilos de pilotaje… Cosas que no había hablado con nadie abiertamente nunca, sólo con mi hermano a veces. Tener a un tío como Dani con el que hablar de estas cosas, es peculiar y te suelta un poco, sobre todo al principio. De las conversaciones más largas que hemos tenido fue en Misano, en el test, y es curioso. Es ver a una persona muy seria, que no se ha abierto nunca, ni a la prensa, y cuando lo tienes delante, es súper abierto, te cuenta sus secretos y las cosas que él piensa. Intentas entrar un poco en su mente y entender las cosas que él entiende, y es interesante».
A veces se pueden desvirtuar un poco las cosas desde fuera, en el sentido de que antes se decía que la Honda la desarrolló Pedrosa y ahora hay quien dice lo mismo con la KTM. ¿Cuánto ha ayudado él en el desarrollo? ¿Se le está dando más mérito desde fuera de lo que realmente ha podido hacer aún? ¿Cómo lo ves tú?
«También es normal. Dani tiene mucha experiencia de sus años en Honda, ha hecho muchísimos resultados y la gente le quiere. Es normal que cuando salen los resultados en una marca en la que Dani ha empezado, la gente ensalce su trabajo. Es cierto que Pedrosa ha trabajado mucho y muy duro, pero creo que él este año ha cogido un camino distinto a lo que es el piloto de pruebas común, por ejemplo, de los equipos un poco menos desarrollados, que no son como Honda. Incluso Yamaha tampoco trabaja de esta manera. Honda tiene un estilo de trabajar un poco distinto, agresivo; de llegar a final de año y presentar una, dos o tres motos completamente nuevas y no traer piezas nuevas por separado, como por ejemplo hace Yamaha. Nosotros con Dani hemos cogido este estilo de trabajo; Dani ha ido por otro camino, más un camino de futuro. Desarrollando una moto completamente nueva, motores completamente nuevos, y ahora es donde empezaremos a ver el trabajo y la aportación real de Dani. En ello estamos. Sin duda, Dani ayuda y mucho».
Ya hemos visto que KTM ha empezado a cambiar su filosofía de chasis completamente tubular. ¿De dónde nace esta idea de romper con lo que ha sido el ADN de la marca y cómo te has encontrado con este nuevo chasis?
«Es un poco más complicado. Esto no funciona en plan: "Vamos a cambiar a un chasis de viga como los demás". Es que a lo mejor nosotros no sabemos hacer un chasis de viga, ese es el problema. A lo mejor, nosotros vamos a ir mucho mejor con un chasis tubular que con uno de viga, y a lo mejor ni intentándolo durante tres años somos capaces de hacer un chasis de viga como los demás. ¿Por qué? Porque somos los únicos que utilizamos este estilo de chasis y los únicos que entendemos cómo hacer este concepto. Ahora se ha empezado a pensar en algo un poco distinto, sobre todo en las partes laterales. Sigue siendo tubular; es un híbrido, tirando mucho más para tubular que de viga. Sería un 80% tubular, 20% viga. Pero hemos empezado con ese 20%, que es intentar entender lo que hace y transmitirlo a los chicos de la fábrica para que ellos empiecen a entender cómo funciona un chasis de viga, porque te digo que ellos no tienen ni idea. Esto son pruebas de error y a lo mejor con este chasis vamos evolucionando poco a poco y vamos a ese camino. Y tal vez terminamos en ese camino o a lo mejor continuamos con el chasis tubular porque no sabemos utilizar este. Es un híbrido que estamos comprobando si funciona o no».
En este sentido, ¿Pedrosa ha sido de los que ha conseguido convencer a la marca de empezar a probar ese 20%?
«Sí. Todo el mundo nos insiste que con eso no haremos nada, pero de hecho lo estamos haciendo. Estamos haciendo mucho más que otros pilotos. Dani viene de otro estilo y también de otra marca de suspensiones, aspecto con el que él también es muy crítico. Él piensa que ahí tenemos muchísimo que ganar y estamos trabajando muy duro en eso, pero también en el chasis. Él está acostumbrado a otra filosofía y las aportaciones que él trae son de otra marca, de cómo funciona la otra moto con la que él ha estado. Evidentemente, todo lo que él nos traiga va a estar un poco más relacionado con la marca con la que trabajaba antes y con la que era más rápido que lo que estamos haciendo nosotros ahora».
La última, sobre la llegada de Brad Binder como nuevo compañero de equipo. ¿Puede aportar algo nuevo un debutante a un piloto que ya está consagrado dentro de la marca?
«Sin duda. Y, sinceramente, no lo digo para quedar bien. Cuando llegó Oliveira al equipo trajo frescura y un estilo de pilotaje muy distinto del que yo me ayudé sobre todo en condiciones de poco agarre, en sitios de poca tracción como pueden ser Qatar o Argentina. Él hacía algo distinto que, por mucho que yo pilote, ellos vienen de otra categoría, frescos, con diferentes estilos de pilotaje, y te aportan eso que tú no puedes hacer. Estoy deseando que empiece a ir rápido, que conozca más la moto, que pueda aportar algo al equipo y aprender todos juntos. De todo se aprende y Brad tiene un talento enorme. Un año más, alguien me va a poner a prueba y voy a intentar sacar el máximo para acabar por delante de él».