Sucedió en Austria en 1996
A1 Ring, el actual Red Bull Ring, acogió la primera victoria de Álex Crivillé sobre Mick Doohan después de una final de infarto entre ambos. Era la primera vez que el español batía al australiano en una carrera de 500cc.
Corría el año 1996 y Álex Crivillé tenía entre ceja y ceja ganar a Mick Doohan. Pudo ser en Jerez, pero una inoportuna invasión de pista lo impidió. Pudo ser en Mugello y Assen, pero simplemente Doohan fue mejor y ganó con maestría. Álex llevaba ya dos victorias en 500cc, pero en ninguna se había encontrado con Doohan luchando hasta el final. Cuando lo habían hecho, el aussie había salido victorioso, pero la progresión del "noi de Seva" invitaba a soñar con una victoria ante su flamante compañero de equipo, porque ya se sabe que en esto de las motos «el primer rival es tu compañero de box», como reza el tópico.
Ya sea por tesón o cabezonería -o por una mezcla de ambas-, Crivillé merecía esa victoria en un mano a mano con uno de los mejores pilotos de todos los tiempos. Y fue en Austria, en ese A1 Ring rebautizado desde hace unos años por Red Bull, donde finalmente llegó el premio. Fue una carrera tensa desde el momento en el que los dos pilotos del Repsol Honda empezaron a marcharse en cabeza, dejando atrás a un Norick Abe que no pudo aguantar el ritmo de ambos.
En los primeros compases tiró Crivillé, pero poco después fue Doohan quien tomó las riendas de la carrera para intentar replicar lo que conseguía en la mayoría de ocasiones que se lo proponía: escaparse en solitario. Pero esta vez no pudo ser así, puesto que su compañero de equipo aguantó a rueda y le estudió durante buena parte de la prueba. El entonces bicampeón de 500cc -y a la postre pentacampeón- consiguió abrir un pequeño hueco que no fue suficiente.
Una vuelta rápida de Crivillé igualó la contienda y propició un final de carrera espectacular. Doohan estaba dando el máximo en cabeza, pero un pequeño error en la última vuelta abrió la puerta a Álex, que no se lo pensó dos veces y le superó. Este movimiento contó con la respuesta del trueno de Brisbane, que lo intentó a la desesperada en la penúltima curva, pero se fue largo y no pudo hacer nada para evitar la victoria de Crivillé ni tampoco el consiguiente enfado que le provocaba a Doohan una derrota.
La victoria fue un punto de inflexión para el piloto español, que rizó el rizo dos semanas después volviendo a ganar a Mick en un final de infarto en Brno por sólo dos milésimas de diferencia. Un desenlace que no gustó nada al australiano. La rivalidad ya estaba plenamente instaurada entre dos pilotos que regalaron momentos brillantes y también algunos polémicos a finales de los 90, propiciando una de las etapas más recordadas de la historia del medio litro. En Austria se intercambiaron los papeles el 4 de agosto de 1996, el día que Crivillé ganó a Doohan por primera vez.