Ojo con las altas temperaturas
El calor extremo puede influir en varios elementos básicos de nuestra moto, desde el motor hasta las suspensiones, pasando por los frenos y los neumáticos. De manera que si vamos a utilizar la moto en días de altas temperaturas, estos son varios factores que debemos tener en cuenta.
Cuando llega el verano y las temperaturas suben, todos las sufrimos. También nuestras motos. Y hay varios de sus componentes que se pueden ver afectados cuando más aprieta el calor. El funcionamiento de una moto ya genera calor de por sí en varios de sus puntos, pero eso es algo que los fabricantes tienen en cuenta y todo está pensado para que su comportamiento sea el correcto dentro de ciertos márgenes de temperatura. El problema es cuando la temperatura ambiente sube y se sobrepasan esos márgenes “normales”. ¿Qué pasa entonces? ¿Cómo afecta el calor a mi moto? ¿Puede ser preocupante o peligroso?
Siempre hablamos de cómo podemos pasar menos calor los motoristas cuando vamos en moto. Que si un equipamiento ventilado, que si las ventilaciones del casco, que si la protección aerodinámica, que si las prendas técnicas refrescantes… ¿Pero y la moto? ¿Qué pasa con ella? Hay varios elementos que debemos vigilar de cerca cuando suben las temperaturas porque pueden ver afectado su comportamiento y provocar situaciones inesperadas. ¿Qué elementos son esos? Los vemos.
El motor, fuente de calor de por sí
Claramente, el motor es uno de los primeros afectados. Una temperatura ambiental elevada puede hacer subir también la temperatura del motor, pues si su combustión interna ya de por sí genera calor, cuando la temperatura ambiente es alta puede tener más dificultades para disipar ese calor de manera eficiente, y eso puede provocar un sobrecalentamiento.
Los motores de refrigeración líquida tienen más facilidades para refrigerarse que los refrigerados por aire, pero trabajar a una temperatura más alta de la indicada puede provocar una disminución del rendimiento, una pérdida de prestaciones e incluso posibles daños en algunos componentes internos del motor. También la presión atmosférica o la humedad relativa pueden afectar al comportamiento de un motor, pero para hacernos con una idea resumida: a mayor temperatura ambiente, peores serán las prestaciones del propulsor.
Obviamente, los sistemas de enfriamiento de los que se sirve un motor de refrigeración líquida también se ven afectados por el aumento de la temperatura, y eso ayuda a que el propio motor no se refrigere como es debido, provocando el mencionado sobrecalentamiento.
Los frenos y el aumento de temperatura
Como sabes, los frenos trabajan por fricción. Y como toda fricción, su funcionamiento genera calor. Como decíamos antes, los componentes que intervienen en los frenos están diseñados y fabricados para soportar unos estándares de calor, pero si esos niveles aumentan demasiado, su comportamiento se puede ver afectado.
Las pastillas sufren bastante con el exceso de calor. Seguro que alguna vez habrás comprobado que tras un uso intensivo, su comportamiento se resiente, como cuando bajamos un puerto de montaña y tenemos que usar constantemente los frenos. Perdemos potencia de frenado y decimos que “las pastillas se han fatigado”, y es conveniente darles tiempo para que se refrigeren, tanto ellas como los propios discos de la moto, que alcanzan altísimas temperaturas. De modo que, si la temperatura ambiente es muy elevada, dado que ese aire que nos rodea es el encargado de refrigerar los equipos de frenos, la refrigeración será menor, la potencia de frenado disminuirá y la distancia de frenado aumentará.
Los neumáticos, altamente sensibles
Los neumáticos son otro de esos elementos que también están acostumbrados a trabajar a alta temperatura, pero que cuando esa temperatura alcanza índices superiores a los habituales entonces su rendimiento se ve afectado. El propio roce de los neumáticos sobre el asfalto hace subir la temperatura de su compuesto, y de hecho ese compuesto está hecho para trabajar a esa determinada temperatura. Por eso en competición se utilizan calentadores, para que desde el primer instante esos neumáticos puedan ofrecer todas sus prestaciones de agarre.
Sin embargo, una alta temperatura ambiente puede influir tanto en el rendimiento del compuesto como en la propia rigidez de la carcasa. Y además, el aumento de temperatura también hará subir la presión del aire de los neumáticos, y eso es algo que también deberemos tener my en cuenta. Sin olvidar, claro, que el exceso de calor puede provocar un desgaste prematuro de la banda de rodadura y una disminución del agarre sobre el asfalto.
Las suspensiones, delante y detrás
Notar variación en el comportamiento de las suspensiones por culpa del calor ya es hilar muy fino, pero efectivamente también se pueden producir cambios que pueden afectar a la conducción. El aumento de temperaturas puede influir tanto en la viscosidad del aceite como en la expansión del gas, por lo que se puede perder parte de su capacidad de absorción de impactos. Tengamos en cuenta que la horquilla va delante y bien ventilada, pero por lo general la suspensión trasera va detrás del motor, recibiendo su calor y el del escape, y eso puede situarlo en condiciones extremas de funcionamiento.
Además, las altas temperaturas también pueden afectar a los retenes de las suspensiones, por lo que los elementos encargados de mantener el aceite en su lugar pueden sufrir fugas. Si esto ocurre, tendremos que proceder a reemplazarlos. De manera que podemos decir que los elementos más importantes que intervienen en la conducción de la moto, como el motor, los frenos, los neumáticos y las suspensiones, se ven afectados cuando suben las temperaturas. De manera que, cuidado cuando apriete el calor.